Ubicado en las cercanías de Colonia del Sacramento, Don Joaquín es mucho más que un hotel de campo. En este entorno natural, cada detalle está pensado para ofrecer una experiencia sensorial completa, desde los sonidos del campo al amanecer hasta los sabores que evocan la cocina casera de antaño.
Gastronomía con identidad local
Una de las principales particularidades de esta posada rural es su propuesta gastronómica. Los platos se elaboran con ingredientes frescos, muchos de ellos provenientes de su propia huerta o de productores cercanos. Las comidas se sirven en un ambiente relajado, donde el aroma del pan recién horneado y el sabor de un guiso cocinado a fuego lento transportan al visitante a un Uruguay auténtico. Para quienes valoran el maridaje, la carta incluye vinos uruguayos y argentinos que acompañan de forma armoniosa cada preparación.
Actividades que despiertan los sentidos
Además de la cocina, Don Joaquín propone experiencias ligadas al entorno: paseos a caballo, caminatas entre eucaliptos, contacto directo con animales de granja o simples momentos de lectura bajo un árbol. Todo contribuye a una conexión más profunda con el ritmo natural, lejos del ruido y la prisa de la ciudad.
La estancia recibe tanto a familias con niños como a parejas o grupos de amigos. Las habitaciones, de estilo rústico y cómodo, aseguran descanso y privacidad. Los espacios comunes invitan a compartir sobremesas, juegos de mesa o una charla frente al fuego.
En Don Joaquín, cada momento se convierte en una pausa consciente. La combinación entre hospitalidad, entorno y buena mesa crea un equilibrio perfecto para quienes buscan desconectarse sin renunciar al bienestar.
